3 consejos para utilizar al futuro

3 consejos rápidos para usar adjetivos persuasivos

¿Eres de los que utiliza muchos adjetivos en sus textos persuasivos? Pues con este pequeño artículo quiero contarte por qué debes dejar esta práctica enterrada en el pasado.

Y de paso recordarte que en el colegio te enseñaron (y a mí) un montón de lecciones que, con el paso del tiempo, te percatas de que carecen de sentido práctico.

Ojalá llegue alguien en algún momento y se atreva a darle un vuelco a todo este sistema.

Tiempo al tiempo, supongo.

¿Te han enseñado a utilizar mal los adjetivos?

Siento decirte, querido amigo, que así es.

Cuando te presentan por primera vez este tipo de palabra parece que suenan fuegos artificiales por todo el aula.

Te hablan de que los adjetivos son las palabras que sirven para describir —y es verdad— y te animan a utilizarlos todo lo que puedas.

De hecho, te mandan deberes que consisten específicamente en utilizar esas palabras para describir tu hogar, por ejemplo.

Así que tú, inconscientemente, asumes que tienes que usar un montón en cada uno de tus textos.

Y, bueno, que el colegio ha dado una de dos y eso está bastante mejor de lo que te puedes imaginar.

Cómo puedes potenciar la fuerza de tus adjetivos en los textos persuasivos

  • Utiliza solo un adjetivo por frase. Así te aseguras que su fuerza no se diluye entre tantos. Eso sí, escoge con certeza.
  • Emplea adjetivos objetivos que no desconecten a tu lector. Es decir, asegúrate de que la palabra que estás utilizando para describir una realidad la usaría casi todo el mundo y que no puede dar lugar a controversia.
  • Cambia los adjetivos por más verbos de acción. Nunca te lo han dicho en clase, pero en realidad son ellos los que impulsan tu mensaje y le dan dinamismo. Así que empieza a centrarte más en ellos y menos en los susodichos.

Conclusiones

A día de hoy todavía hay muchas personas que pagan esa mala explicación de los adjetivos que nos dieron en el colegio, así que con este pequeño post quiero ayudarte a escapar de allí.

Eso sí, no te recomiendo que estés pendiente de todas estas ideas mientras escribes, sino que te centres en las mismas cuando haya llegado la hora de revisar. Ahí es donde puedes hacer magia.

Aunque no te lo creas, tengo muy buenos recuerdos del colegio, ¿eh?