¿Has escuchado hablar de la historia de la rana hervida?
Aunque no tenga nada que ver con el copywriting, es una de esas metáforas que todos hemos usado alguna vez.
Una que a nivel personal me parece una alerta roja que te lleva a sentir que «hay algo que no está bien» o que estás «a punto de quemarte».
Como todo esto es importante, hoy quiero que hablemos de ello.
Por eso en este post analizaremos si tú estás siendo esta rana que se está sintiendo hervida.
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La teoría de la rana hervida: ¿te estás quemando como copywriter?
Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla.
Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua de la olla. Estaba feliz en esa ‘piscina’ improvisada.
Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que al poco tiempo, el agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando plácidamente en ella.S
Sin embargo, poco a poco, el agua subió de temperatura. Tanto, que llegó a estar tan caliente, que la rana murió de calor. Ella, sin embargo, no se había dado cuenta, ya que el calor aumentaba de forma gradual y se iba acostumbrando a él.
Esta es la moraleja de la historia:
Si te vas acomodando y acostumbrando a los cambios que llegan sin reflexionar sobre ellos, puede que pierdas la visión de la realidad y termine afectando a tu calidad de vida. Busca siempre lo mejor para ser feliz y nunca pierdas la visión del lugar donde te encuentras.
No explotas de un día para otro: tu historia es la misma que la de la rana hervida
Es importante que entiendas esto.
Esa sensación de estar quemado y agotado mentalmente no aparecerá de la noche a la mañana.
Ojalá lo hiciera, pero no es así.
Tu cuerpo es capaz de acostumbrarse a la presión.
Así que irás acumulando en tu espalda dudas, miedos, situaciones… que un día te tirarán al suelo porque explotarás.
Pero cuando lo hagas, ya no será un aviso, sino una señal de que todo ha ido demasiado lejos.
Y en ese momento será complicado recomponerse.
Descansar es la mayor acción de productividad posible
Esto fue algo que a mí me costó mucho comprender.
Cuando empecé como freelance, pensaba que podría con todo lo que me echaran a la espalda.
Una vez, diez veces o cien, si es lo que hiciera falta.
Pero conforme han pasado los años, me he dado cuenta de que sin descanso no funciono.
Y de hecho, cuando alguna semana veo que lo de tener un poco de equilibrio se complica, me pongo de mala leche.
Por ello siempre guardo al menos un día a la semana donde lo único que me importe sea qué plan voy a tener con mi pareja o amigos.
Y eso es lo que me permite volver después el lunes con toda la energía que necesito para afrontar clientes o, simplemente, este ratito contigo.
Porque yo, como tantos otros, he sido esa rana hervida que explotó un día. Aunque esa historia ya te la contaré.
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