Cómo trabajar los días que no tengas ganas de trabajar

Cómo trabajar los días en los que no te quieres levantar

Una canción de mecano y mi verdad esta mañana.

Hoy no me podía levantar.

Tú estás recibiendo esto un miércoles.

Yo te lo escribo un lunes.

Un lunes después de un fin de semana muy intenso que tiene un motivo detrás.

El próximo fin de semana me voy y quería asegurarme de tener el control de todo el trabajo.

Ahora —más o menos—, lo tengo.

Sin embargo, esto siempre tiene una cruz.

Una cruz que es levantarme agotado hoy.

No por falta de sueño o algo parecido, sino la sensación de no haber parado.

Esta semana toca ser fuerte y apretar.

¿Vamos al lío?

¿Por qué me he despertado hoy a pesar de que el cuerpo me pide dormir?

Lo que hoy te estoy contando es completamente diferente a todo lo que te he dicho hasta ahora.

En todos los correos siempre te he contado que escucho a mi cuerpo y que le dejo descansar cuando lo necesita.

Y oye, en la inmensa mayoría de las ocasiones es así.

Pero hoy no.

Sabiendo que me quiero ir la semana que viene sin dolores de cabeza, también tengo claro que la única manera de hacerlo es respirando y tomando responsabilidades hoy.

Esto es algo vital.

Y si de lago he estado orgulloso durante toda mi vida es de la disciplina que soy capaz de seguir cuando necesito cumplir una meta.

Por eso estoy despierto.

Por esto te estoy escribiendo.

Y por eso sigo dándole caña a esta semana.

Pequeños premios a lo largo de la semana: todos necesitamos motivación

Cuando le preguntaron a un científico cuál era la diferencia entre un atleta de élite que conseguía resultados y otro que se quedaba por el camino, lo tenía muy claro.

La capacidad de repetir día sí y día también un entrenamiento que se volvía monótono y en muchas ocasiones aburrido.

Que las personas que llegaban a lo más alto se buscaban la manera de que la pereza no pudiera con ellos y así conseguían seguir hacia delante.

Siempre he pensado que emprender tiene un poco de esto.

Aunque desde fuera puede parecer que cada día es completamente diferente, la realidad es que solemos estar sentados delante de nuestro ordenador.

Lo que hacemos puede cambiar, claro.

Pero seguimos ahí sentados sin parar.

Y a la larga, esto puede acabar con la motivación de cualquiera —y yo he tenido épocas complicadas—.

Al final lo único importante s encontrar el sentido a por qué hacemos lo que hacemos.

Y esos días en los que tenemos menos ganas —como hoy— seguir apretando.

Te recomiendo un libro: Hábitos Atómicos

Ojalá pudiera recomendarte más libros, pero últimamente leo menos de lo que me gustaría.

Quizá tenga que volver a visitar este para ver cómo reorganizarme.

Se llama Hábitos Atómicos y es de James Clear.

Aunque al principio pensaba que sería algo que no me cautivaría, ha pasado justo lo contrario.

Es un ode esos libros cargados de consejos que ya sabes, pero que no aplicas.

No está de más que de tanto en tanto alguien venga a darnos una colleja, ¿no crees?

Y ya que estás por aquí, quería pedirte algo.

Estoy viendo qué libro me llevo esta Navidad en la mochila.

¿Alguna recomendación?